Julio 2013
La fresca mañana auguraba una buena jornada pedaleando, y eso hicimos rápidamente para aprovechar al máximo el día.
Salimos de Villanueva, solos el Ufi y yo, con dirección a los depósitos del Aljarafesa, después entramos en la ruta del agua y la tomamos dirección a Gerena. Cuando la ruta se cruzó con el antiguo ferrocarril minero de Aznalcollar, nos desviamos por este con dirección a Aznalcollar. Cruzamos la carretera Olivares-Gerena y continuamos hasta que la vía terminó junto al río.
Al llegar al río, nos encontramos con una pareja que se habían quedado atascado con una C15, así que a pesar de mis negativas, los ayudamos a sacar la furgoneta del atasco.
Después de esto, cruzamos el río y ascendimos al antiguo trazado del ferrocarril. En este punto la vía estaba completamente cubierta de maleza seca, poco a poco y con mucho cuidado cruzamos por entre la alta hierba, siguiendo un pequeño sendero lleno de agujeros con mucho peligro. Aunque el peligro estaba por llegar.
Nada más pasar el primer tramo, paré un momento a revisar que no hubiera cogido garrapatas, porque todos sabemos que estos parásitos se encuentran en el pasto seco (las garrapatas, no lo políticos). Y nada mas revisarme las piernas !!!!!HORROR!!! !!!!GARRAPATAS A MANSALVA!!!!. Como pudimos y cegándonos en to lo que se menea, nos quitamos las garrapatas, algunas uno al otro. Y todas de un tamaño mas que digno para un sofrito.
Así que pasamos como pudimos por la maleza parándonos cada poco a desgarapatarnos, hasta que por fin salimos de la vía del ferrocarril. Cogimos la carretera con dirección Aznalcollar y al poco nos desviamos a la derecha justo enfrente del corredor verde. Subimos las famosas tres Marías y después descendimos por una trialera de piedra suelta hasta el río, para a continuación volver a subir, al otro lado del río, a la antigua cota que llevábamos.
A continuación nos perdimos carrileando por entre encinas con dirección norte, hasta que dimos con la carretera que une Aznacollar con El Castillo de las Guardas, la cual cogimos con dirección a la primera. Antes de llegar al pueblo nos desviamos por la carretera de Escacena y a mitad de camino de esta nos paramos bajo unas encinas a comernos el bocadillo y a revisarnos de nuevo para ver si nos habíamos desgarrapatado a conciencia.
Después proseguimos hasta Escacena a la cual llegamos con bastante calor, eran ya las 12 del mediodía, nos bebimos un par de cervezas cada uno y volvimos, pasando mucha calor, por la ruta de los espejos hasta Sanlucar. Donde, con más pena que gloria, subimos la cuesta de las doblas.
Llegamos renqueando al pueblo y al borde de la lipotimia, nos metimos entre pecho y espalda tres o cuatro cervezas fresquitas cada uno. Que con tanta calor es como mejor entran.
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